Alquilar un piso en Noruega (siendo extranjero)

Artículo que narra la "experiencia" de intentar alquilar un piso en Noruega con el añadido de ser extranjero.

Alquilar un piso en Noruega (siendo extranjero)

Todos, más o menos, hemos tenido que alquilar un piso o compartirlo en algún momento de nuestras vidas. Pongamos el caso de España porque es el que más conocemos. Tú quieres alquilar un piso y tienes varias opciones: mirar por internet en las páginas de alquiler de pisos, acudir a las agencias especializadas o , por ejemplo, mirar anuncios particulares. También te queda la opción de conocer a alguien que conoce a alguien que te dice que sabe de alguien que te puede alquilar algo… En cualquier caso estudias las características del piso, la situación, el mobiliario (si lo tiene) y las ventajas y desventajas del mismo en función del precio y la calidad. ¿Qué haces a continuación? Te pones en contacto con el propietario o con la agencia si te interesa y acuerdas una cita para visitar el piso.

¿Cómo funciona en Noruega? Descartamos al conocido del conocido que te dice que sabe de alguien que te puede alquilar algo. Básicamente porque no conoces a nadie aquí. Aquí la opción más utilizada es visitar la página http://www.finn.no. Es una página fantástica donde encuentras de todo. Hablaremos más adelante de esta página porque no tiene desperdicio. Pero si vamos al caso concreto de los pisos de alquiler encontramos los mismos anuncios que podemos encontrar en España. Características del piso, situación, fotos, breve explicación del mobiliario (si lo tiene), etc…

Pero ahora viene cuando lo matan. Es decir, ahora contacta con alguien y trata de visitar un piso si tienes cojones. Os vamos a contar lo que ha ido sucediendo desde que empezamos a buscar un piso en Finn. Hace un mes, antes de la llegada, contactamos con unos 50 anuncios de particulares para concretar una visita justo cuando llegáramos. No contestó nadie. Dos semanas antes de la llegada lo hicimos de nuevo con más de 50 anuncios. No contestó nadie. Una semana antes de la llegada lo hicimos de nuevo ahora incluyendo los pisos de las agencias para tener más posibilidades aunque la fianza fuera más cara y buscando también otras opciones como la de compartir piso para ampliar las opciones. Recibimos dos citas para dos pisos y dos para compartir. A nuestra llegada fuimos a visitar el primer piso, de un tal Tore Inge, quien no se presentó y eso que habíamos hablado con él por teléfono. Esperamos en la puerta de la finca durante media hora y no apareció y al llamarlo su teléfono estaba desconectado. ¡Un fenómeno! El otro piso era de una agencia, muy bonito y céntrico pero sin nada dentro (poco útil para nosotros) y además nos pedía cuatro meses de fianza. ¡Carísimo! Sobre los pisos a compartir ya conocéis al vikingo (del cual aún estamos esperando respuesta) y sobre el otro qué puedo decir, estaba habitado por unos estudiantes noruegos que no habían visto extranjeros en ningún piso donde habían compartido. Por supuesto, la respuesta fue no.

Desde que hemos llegado hemos intentado cada día tener citas para visitar pisos y no sabría calcular cuántos han sido. Sólo hemos podido ver un piso que nos gustó y del cual todavía esperamos respuesta del propietario. Nos lo enseño el inquilino (algo habitual aquí) y a Luca se le está acabando el saldo enviando y recibiendo SMS de él intentando quedar o saber algo del propietario. Sin comentarios. La excusa que más nos comentan por aquí es que llegaba la Semana Santa y todo está paralizado. Pero piensas un poco y dices: ¿no puedes enviar un mensaje para decir algo? Crees que la poca seriedad es intrínseca al carácter latino, de países como España e Italia y no amigos, es mundial. No contestar, no llamar, no decir nada, no presentarse, todo eso es también típico en los países nórdicos. Como ya vamos conociendo todas estas rutinas hemos vuelto a cambiar el chip y creemos que comportarse como ‘latinos’ nos va a dar más ventajas que inconvenientes. Es como cuando vas a una oficina del estado y te torean y hasta que no das un golpe en el mostrador y pegas cuatro gritos nadie te atiende.

Pero debo añadir algo que me habían contado y que no había creído. Los noruegos son un poco desconfiados de los extranjeros, llamémoslo así. Todo lo de fuera les suena a chino. Es el miedo a lo desconocido o la tranquilidad de lo conocido. Eso se llama ignorancia. También pasa en España, en Francia y en Alemania. ¿Por qué aquí iba a ser diferente? Si os dais cuenta, hay muchas cosas muy diferentes pero otras nos son tan cercanas que parece que no has cogido un avión.

Por cierto, gracias a nuestra nueva ’madre noruega’ Maggie estamos a punto de conseguir un piso. Como todavía no está del todo ultimado no quiero dar detalles… por si acaso. Todo ha sido gracias a que ella como noruega a dado la cara y ha puesto mano en el fuego por nosotros, sin conocernos de nada. La cena que le haremos y que ya le hemos prometido va a ser sonada en el periódico local.