Alquiler social: Reformas a cambio de un hogar deshabitado

Casi dos millones de hogares españoles han visto durante 2013 como todos sus integrantes engrosaban las listas del INEM. Afortunadamente, durante 2014 la tendencia al alza experimentada durante los dos últimos ejercicios se ha frenado notablemente. Aun así, para estas familias pagar un alquiler de una vivienda libre resulta prohibitivo.

Muchas de ellas, además, han tenido que afrontar en los últimos meses un proceso de desahucio o dación en pago ante la imposibilidad de continuar con una hipoteca. A raíz de este drama, se creó en 2013 el Fondo Social de Viviendas que, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía, adjudicó 780 pisos en el primer año de implantación.
A este programa, con alquileres comprendidos entre los 150 y 400 euros, tan solo pueden acogerse personas que hayan sufrido un desahucio o jubilados que hayan avalado las deudas de sus familiares directos.

De esta forma, la otra alternativa es el acceso a un piso de protección oficial que para muchas de las unidades familiares con graves problemas económicos resultan imposibles de mantener.

Ante la alarmante necesidad de cubrir y dar hogar a un importante número de habitantes, la Fundación Ser.gi de Girona ha puesto en marcha un novedoso plan de vivienda social. A través de inmuebles de renta libre, la Fundación pone en contacto a propietarios e inquilinos en un intercambio beneficioso para ambas partes.

MASOVERO DEL SIGLO XXI

El plan ideado en 2012 por los directores de la Fundación catalana se basa en un sistema con más de 100 años de antigüedad en la cultura catalana: los masoveros. Durante el siglo XIX, recibían este nombre las personas encargadas de cultivar las tierras de las masías que a cambio de su trabajo se llevaban parte de la cosecha recolectada. Ahora, más de 200 años después, la Fundación Ser.gi adopta este modelo a la actual crisis económica.

Con el objetivo de cubrir una parte de la sociedad que no puede mantener en el tiempo la renta de alquiler propuesta para las viviendas de protección oficial, esta organización ha puesto en marcha un plan por el que los inquilinos pagan parte del precio de la vivienda con su mano de obra. De esta forma, de una renta media de 400 euros en la comarca de Girona, las unidades familiares pasan a pagar 150 o 200 euros mensuales.

UNA INICIATIVA A BASE DE EXPERIENCIA

La Fundación Ser.gi nació a finales de los años 70 para dar cobijo a unos chicos que no tenían amparo. Así arrancó una institución que ha trabajado con pisos tutelados, con la formación de profesionales del campo social, con la correcta convivencia en barrios conflictos de la comarca de Girona e incluso con el apoyo a personas toxicómanas y a sus familias. Una larga trayectoria solidaria que, actualmente, viene respalda con la puesta en marcha de más de 10 programas.

Bru Bellissa, director técnico de la Fundación Ser.gi, explica que "después de todos estos años vimos que una parte de la población con ingresos muy reducidos no podían mantener una vivienda de protección oficial".
La iniciativa del alquiler para 'manitas' "busca reducir el precio a cambio de que el inquilino se responsabilice de las mejoras de la vivienda". No se trata de obras estructurales, pero sí de remodelar y actualizar instalaciones eléctricas, azulejos, pinturas, etc. Lógicamente, las viviendas que forman parte del plan se encuentran en un evidente estado de deterioro. Ser.gi "valora económicamente la reforma y se pacta la temporalidad con la que tendrá que estar desarrollada, descontando del alquiler el presupuesto ajustado", apunta Bellissa.

Por norma general, se establece un contrato con una duración de cinco años asociado a la Ley de Arrendamientos Urbanos. La reducción suele afectar a los cinco años, pero hay algún caso aislado donde tan solo se contemplan los 3 primeros. Bellissa asegura que "la estrategia de los inquilinos suele ser realizar las reformas en un corto periodo de tiempo para tener la casa con mejores condiciones de habitabilidad".

La labor de la Fundación comienza en la captación de los inmuebles. Para tratar de aumentar la cartera de viviendas adheridas al plan, Ser.gi ha puesto en marcha varias campañas, aunque su director técnico asegura que es un tanto complicado. "Por ahora, los propietarios se muestran reacios a dejar en manos de los inquilinos la realización de las reformas". El único requisito es que el piso tenga la cédula de habitabilidad o que con una pequeña mejora pueda obtenerla.

En cuanto a los inquilinos, la organización se encarga de la selección, priorizando en unidades familiares monoparentales o que tengan problemas de movilidad, siempre y cuando cuenten con bajos ingresos y puedan responsabilizarse de las obras sin necesidad de tener conocimientos de albañilería. Las reformas pueden realizarlas familiares o amigos. Además, Ser.gi supervisa que se cumplan las condiciones pactadas.

FALTA DE SUBVENCIONES PÚBLICAS

Para desarrollar el 'plan de masovero', la Fundación Ser.gi no cuenta con el apoyo económico del Gobierno de Mariano Rajoy. Sin embargo, su director técnico asegura que "la Generalitat se ha interesado por el proyecto", pero de momento no ha aportado ni un solo euro. De esta forma, otro de los aspectos que más urgen es encontrar a empresas privadas o mecenas que pueda sufragar parte del gasto de los materiales de obra.

La idea inicial de los directivos de Ser.gi era proporcionar la totalidad o parte de los materiales de construcción empleados en la reforma. Al arrancar el proyecto, la Fundación empleó las ayudas procedentes del maratón solidario de TV3 por lo que el desembolso del inquilino era mínimo, pero ya se han agotado.

Actualmente hay 7 unidades familiares acogidas al programa y en los próximos meses van a entrar 3 más. Bru Bellisa asegura que todas las partes implicadas están muy satisfechas. "Hay propietarios que entienden que el piso puede ganar valor en el mercado de cara al futuro, mientras que otros piensan que de una vivienda que tenían cerrada se pueden beneficiar familias necesitadas".

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